Trans 333 - Previo: decisiones, preparativos y nervios

lunes, 23 de noviembre de 2009

A veces no sé porqué decido hacer una competición u otra. Con el tiempo me he dado cuenta de que lo hago por dos factores, el reto deportivo y el viaje (me he dado cuenta después, no era algo racionalizado y premeditado). No sé porqué nos atraen unos ecosistemas o países, quizá un día vimos un reportaje del flipado de National Geographic, o por una foto inspiradora, pero todos tenemos lugares en la cabeza a los que tenemos que ir antes de que nos metan en la caja; y si un día descubres que hay una competición, casi seguro que te viene como anillo al dedo.

En otras ocasiones pesa más el reto deportivo, enfrentarte a lo desconocido, superar tus límites, y siempre en un entorno que te haga interesarte la experiencia, porque el asfalto es y será siempre para los coches y motos, es un artificio, y correr no.

Estos meses pasados he estado dándole vueltas a hacer una competición que supera con mucho lo que he hecho hasta la fecha; me atraía y disuadía a partes iguales. Necesitaba alguna “luz” que me orientase hacia alguno de los dos extremos. Las fases que debes pasar para que participes en una carrera son muchas y variadas, pero yo lo resumo en una evolución de ‘pensar mucho’. Cuando ves en las noticias, periódicos o internet más información de ese país, vete mirando la fecha de caducidad del pasaporte; si te salen de una manera natural expresiones del tipo ‘si fuera yo haría…’ o ‘en el caso de que vaya…’, casi seguro que vas; y si tras mucho negarlo tu entorno –que te conoce mejor que tú- te dice que vas a ir, vas.

Pero claro, sabes que tienes algo interesante entre manos y que a la par te va a costar un esfuerzo inmenso, ¿cómo te logras convencer? Una parte de ti va venciendo a la otra (‘si este puede yo también’), le vas dedicando pensamientos más serios y razonados (‘si salgo despacio y como bien puedo llegar a mitad de carrera entero’) y finalmente algún hecho desencadenante te pone allí. En mi caso, en esta ocasión, fue nadar 1500m sin saber si estaba en el agua o fuera de ella, pensando continuamente en cómo plantearme la competición. Acabando el entreno me reconocí que sí, que tenía que ir, que lo empezaba a desear de verdad, que lo tenía dentro.

Y empieza la vorágine. Contacta con organizador, paga religiosamente los miles de euros que cueste la dichosa carrerita, empieza a definir material, comienza a estudiar la zona, realiza cálculos aproximados de kilocalorías o tiempos de paso; es decir, entrar en carrera.

La fase previa me resulta muy entretenida aunque a veces me ha causado cierta ansiedad porque nunca ves que avances en los entrenamientos o preparativos y se te echa el tiempo encima; siempre surgen molestias que te recomiendan suavizar la preparación, y a la vez sabes que tienes que apretarte bien para ir en mejor forma física; cuanto más conoces la zona, más dudas te surgen de material; cuanto más horas le dedicas a Google Earth, más te das cuenta de que vas a hacer algo intenso muy alejado de las bellas fotos que encuentras por Flickr o de esas apasionantes aventuras en todo terreno que ves en YouTube. Pero no te equivoques, si has elegido hacerlo a la manera dura, la experiencia ni se le parecerá, y de ahí los nervios de los días previos: sabes que vas a hacer algo casi único en tu vida y que tocar el límite es muy doloroso. Pero apasionante.

En esta ocasión nos han mandado unos 30 waypoints (puntos de paso) para unos 350km; y con eso pretenden que nos orientemos. A la vez la logística se complica mucho porque podemos dejar algo de comida y ropa en quince lugares, pero ¿cómo calcular dónde te caerá la segunda o la tercera noche para dejar la ropa de abrigo? Lo que has pedido por internet parece que no quiere llegar justo cuando más lo necesitas, y cuando por fin el repartidor llama es para entregarte un galán de noche en vez del saco de dormir de 400g que ansías. Todo esto aderezado con molestias de rodillas, entrenamientos desmotivados, y horas y horas de maldormir dándole vueltas a cómo conseguir el peso ideal de la mochila sin pasar hambre ni frío.

Quiero irme ya.
s

© Sergio Fernández/Adventure Life

Artículo Original: Adventure Life

7 comentarios:

davidiego dijo...

Cuide usted de su chica y no la abandone tanto, que descubrir que a uno lo sustituyen por un galán nocturno no es cosa que de alegría.

Me gusta amigo s, que después de todo lo luchado por esos mundos de Dios aún mantenga la ilusión de la primera vez.

Así, que usted se divierta.

pd: resérveme un poquito de asfalto para mi cabritilla.

Alfonso García Territorio Trail Media dijo...

Y que sería de nosotros sin esos nervios antes de partir?
Y de esas horas de internet buceando carreras y retos que buscar?

Luis Recuenco dijo...

Comparto las mismas sensaciones que expresas en el primer parrafo referido a los ecosistemas, documentales, etc. Hay tanto por descubirir en el planeta tierra y tan poco tiempo por descubrirlo que al meterse en estas aventuras te das cuenta que en poco tiempo has aprovechado realmente el tiempo y tu paso por la vida.

Y si encima llevas el cuerpo al limite, conociendote un poco m´´as es la rehostia, una elevaci´´on o estado superior al karmico.

Estas aqui y quieres sentirte vivo. Ahora mismo. Disfrutar al maximo. Eso creo que te lleva a tomar semejantes decisiones.

El antes de la prueba es el50% de la aventura. La incertidumbre es el mejor regalo.

Livan dijo...

Tienes la suerte de haber hecho la Libyan C. un par de veces, así que ya tienes mucha experiencia en cuanto al material y a los malos momentos con el paso de las horas. No es lo mismo, pero es parecido, y ya sabras lo que te va mal, que es una ventaja.

ser13gio dijo...

DD, digo yo que la cuido, si no se habría ido con otro... bueno, esto es lo dejamos en suspenso hasta la vuelta.

¿Ilusión? Acojone más bien. Me ha estresado bastante el tema de la preparación de material, es muchísimo lo que llevo, la comida, yo que sé, voy con un baúl de leches y el peso máximo son 15kp... a 20€/kp, verás en el aeropuerto...

Algo me divertiré sí; una de las cosas que creo que lo van a hacer va a ser que va a ser luna llena o muy cerquita, la estoy vigilando a diario y está creciendo, puede molar. Eso sí, noches de doce horas y frío, ambas me gustan muy poco.

Almasy, en efecto, son parte de esto, le dan a veces chicha y otras te mete presión, pero es parte inevitable, así que mejor llevarlo bien sí, aunque esta vez haya sido bastante malo, ya está bastante cerrado el tema, y pase lo que pase, en poco más de dos días se acaban los preparativos, y en una semana ya estaré enfrascado en faena.

Luis, palabras sabias. La incertidumbre le aporta calidad al asunto, pero muy muy sana tampoco es, je je, porque me vienen unas apneas de los huevecillos apretando... Hoy iba en el coche y me decía, 'joder, me voy a la guerra, qué puta locura'. Veremos.

Livan, la Libyan es un paso casi casi imprescindible, sin duda, pero por eso mismo sé lo difícil que puede llegar a ser esta (y lo será mucho más de lo que me he imaginado), y por eso me impone mucho. Quiero hacerla con dignidad, no sufrir por sufrir excepto si estás cerca de meta, igual que a priori tampoco quiero llegar a meta durmiendo dos veces ocho horas. Me impone el dolor, porque serán muchas muchas horas con él, y no nos queremos hacer amigos.

Gracias y saludos,
s

massaguer dijo...

Sergio,lo mejor de ir a lo desconocido es la planificación y soñar en como será todo lo que nos vamos a encontrar,aunque luego las sorpresas van a ser mayúsculas.

Tu piensa que total van a ser unos 130 km. más que la Libyan,así que tira palante y no nos quieras enganyar con lo de los nervios ante la incertidumbre,aunque 30 waypoints para 350 km.,son poquísimos!!!!!!!!!!!!!!!!.

Que Diós te coja confesado y san Pedro con el testamento firmado(me pido la camiseta raidlight....).

ser13gio dijo...

Ja ja, la camiseta es tuya, lo dejo por escrito.

Gracias y saludos,
s

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