Generaciones Trail

miércoles, 14 de junio de 2017

Los que vivimos estos años de trail estamos disfrutando de un cambio generacional, no necesariamente por edades, sino por estilos, que a poco que te guste más el deporte en sí que los nombres que todos recordamos, estarás disfrutando. Raramente estos cambios son bruscos, no suele haber un antes y un después sino que hay una transición, y estamos en una de ellas. Personalmente lo estoy gozando aunque suponga que corredores europeos y españoles tengan las de perder, en mi opinión. Que dé qué hablo.

Primera generación: US Ultrarunning y Scott Jurek

La generación de los 90 fue la gran explosión de las ultras al otro lado del Atlántico (tradicionalmente sólo se han llamado ultras en Estados Unidos a las carreras de 100 millas). De esta época son las grandes carreras que ahora viven en cierta medida de aquella fama, entre ellas Leadville y Western States, o el Grand Slam. Pero también carreras como Pike's Peak. Hubo algo de dinero que dio para llenarles el buche a los primeros profesionales de este deporte y posiblemente la figura más destacada de aquella generación sea Scott Jurek. Pero de aquí vienen también los Tim Twietmeyer, Dean Karnazes, Karl Meltzer, Ann Trason o Matt Carpenter.

Lo más parecido en Europa sería el germen del skyrunning, pero nunca alcanzó una gran popularidad como sí lo hizo lo ultra en los Estados Unidos. El apoyo de Fila, y en algún caso puntual de la marca relojera Sector si no recuerdo mal, permitió el desarrollo de algunas carreras que se mantienen en el calendario 'sky' y dio para la realización de algunos retos míticos como aquel del Aconcagua (Jean Pellissier, Fabio Meraldi y Bruno Brunod, aún vigente) o el intento de este último en el Everest. Pero este blog va sobre ultras, con lo que excepto casos contados, el tema sky de estas fechas no tiene cabida aquí. La Marathon des Sables existía, también de finales de los noventa es el feto del UTMB, la vuelta al Tour del Mont-Blanc pero en tres etapas, ¿alguien lo recuerda? Sólo a finales de esa década en España se disputaban poco más que la ya desaparecida prueba de Galarleiz, el Maratón Alpino Madrileño y muy al final la mítica Aneto Xtreme Running Marathon, ninguna de las tres eran/son ultras. Pero por lo general el trail en Europa prácticamente no existía, era de cuatro pioneros, y mucho menos en larga distancia.

Segunda generación: UTMB y Marco Olmo


Mientras se desarrollaba el deporte lentamente, un matrimonio francés y un avispado americano unieron fuerzas para crear el evento más importante que ha dado este deporte: el The North Face Ultra Trail du Mont-Blanc. La primera edición data de 2004, los vencedores fueron Vincent Delebarre y Colette Bocard Dawa Sherpa y Kristin Moehl (apunte de Samuel Arroyo). En los Estados Unidos lo ultra había entrado en crisis, no acabó de despegar y patrocinadores fuertes se marcharon, incluso aquellos del mundillo outdoor (como el mítico Montrail-Patagonia, lo que viene a ser el Salomon actual) desinvirtieron, y la crisis les llega hasta anteayer, y aunque han dado algún corredor de prestigio (más corredoras) ni carreras ni marcas ni elite han sido, excepto pinceladas, referencia, especialmente en el tema de carreras hay una importante brecha entre los dos lados del Atlántico.


Poco después un desgarbado y entrañable abuelete italiano (confírmese con la foto), Marco Olmo, ganaba pruebas desérticas (Sables y Desert Cup) así como dos ediciones del UTMB. Esta es la generación del trantrán, de los desniveles europeos -tan diferentes de los americanos- y del nacimiento y consolidación del trail en Europa. Consolidación y explosión, porque de aquí, y de una forma ininterrumpida, el trail no ha hecho más que crecer y siempre con la referencia de Europa. Aquí causaba shock que se pudiesen correr semejantes distancias con tremendos desniveles, rozaba el imposible, pero acabó calando en el popular y se convirtieron en los retos de toda una vida deportiva. Muchos de los corredores venían de raids, Emma Roca, Arnau Julià o Mónica Aguilera entre ellos, con cuerpos pero sobre todo actitud para acometer tamañas empresas. Y es que los 160 km -que no 100 millas aún- del UTMB eran muchos, muy duros, al alcance de cuerpos muy entrenados, y por la diferente concepción del deporte los corredores -que no corredoras- estadounidenses nunca rindieron bien en Europa (primer podio masculino, 2012, Mike Foote, Topher Gaylord en la edición inaugural, también el tercero lo fue, pero desde entonces sequía hasta 2012). Los entrenamientos eran de larga distancia y ritmo ramplón, la batuta en cuanto a material empezaba a ser claramente europea (los Raidlight y después Salomon barrían del mapa a todos niveles a las Montrail, y sólo una lejana GoLite podía haber sido relevante en el mercado de trail light) y germinaban carreras de caché por varios países del viejo continente.

Tercera generación: UTMB (Kilian's Quest) y Kilian Jornet

2008 fue el año del regicidio, el autor del "atentado" un imberbe español llamado Kilian Jornet Burgada. Curtido en las rápidas y empinadas carreras de sky running, en el esquí de montaña y con algún pinito en larga distancia (récord de Cavalls del Vent), se presentó en Chamonix como 'outsider' pero con pocas probabilidades reales de victoria. O eso se creía. No sólo ganó, sino que lideró casi toda la prueba y fue "perseguido" por la organización porque rozaba la penalización al no emplear mochila (desde entonces existe la "ley Kilian" que obliga su porteo), usar un material obligatorio muy al límite del reglamento... y porque la organización aún era demasiado francesa. Aunque Marco ya tenía edad para jubilarse, el catalán le firmó los papeles del finiquito y lo mandó a acariciar gatitos a su casa. Porque sencillamente Kilian había cambiado este deporte para siempre.

Por supuesto que los lentos y resistentes seguirían ganando carreras, hay una generación intermedia (un Chaigneau, un Chorier, por ejemplo) que ganarían varias y prestigiosas pruebas, pero en el campeonato del mundo oficioso no había rival. De esta época viene también la leyenda del esquí de montaña, por supuesto que es una gran base para practicar trail a gran nivel, pero ni es la panacea ni la solución para quien le falte esa marcha que otros sí tenían.

Pero de esta época también son los Kilian´s Quest, una serie de retos del corredor -ya convirtiéndose en mito- y su patrocinador Salomon, que supieron explotar esa parte no competitiva que era prácticamente desconocida en Europa. Y eso que no comenzó bien, con el intento de récord de Kilómetro Vertical en Cerdeña y que tuvo que cancelar por motivos médicos. Pero quién no recuerda aquella Transpirenaica donde casi "muere", ese 'coitus interruptus' del John Muir Trail y ese posterior "excesivo" Lake Tahoe Rim Trail (nunca más se ha vuelto a acercar a esa distancia). Imágenes míticas, excelente producto y un retorno de inversión brutal. Hasta que casi matan a la gallina de los huevos de oro. Kilian ha sido el primer deportista de trail que ha trascendido el ámbito del deporte, le guste o no a él o al resto, es el Fernando Alonso, el Rafael Nadal o el Pau Gasol del correteo montañeril. Lo que tocaba lo convertía en oro, ni Perry conocía la Western States cuando él corrió (y mediopetó), por cierto, yo eché lotería ese mismo año; cualquier cosa que hacía o decía suponía un pico en las Analytics que los medios supieron explotar; y "chorradas" -especialmente ahora vistas con perspectiva- como la penalización en la Speedgoat 50M de Karl Meltzer, las polémicas del UTMB y las modificaciones de recorrido, o el desnudo en la cima del Mont Blanc se convertían en virales, cuando aún no existía la palabra para referirse a la estúpida viralidad de las redes sociales.


España tiene una generación heroica de corredores (por ejemplo, Miguel Heras e Iker Karrera, quién no recuerda aquellas míticas imágenes en el UTMB del trío 'blanco nuclear' de Salomon, que no es por jubilarlos, pero están en su fase final de dar lo mejor de sí mismos, desgraciadamente; surgen algunas de las carreras más importantes de este deporte, donde también cambian de marcha algunas y se convierten en referentes mundiales (Transgrancanaria, Zegama, Transvulcania, Cavalls del Vent); y las marcas de montaña (y alguna de atletismo) muestran interés por todo esto.

Los americanos seguían rindiendo en su país pero eran vapuleados año tras año en Europa. Cuando (especialmente) Salomon exportó a sus corredores y ganaron la gran mayoría de sus carreras (Kilian, Miguel, Sandes, Chaigneau, Frost; Western, San Francisco 50M, Leadville, Pike's Peak, Hardrock) se constató que el dominio europeo era mundial, definitivamente el deporte había cambiado.

Cuarta generación: UTMB y los 'Nike Boys'

A pesar de grandes corredores como Geoff Roes, Anton Krupicka e incluso las fallidas tentativas de Jurek en el UTMB, Estados Unidos (no en categoría femenina, Kimball, Moehl y más tarde Bosio) jugaban en segunda división, no salían de su país y aunque eran invitados por exotismo y mercadotecnia, en cuanto a resultados, dejaron de ser relevantes. Hasta se les veía con material que parecía vintage cuando la realidad es que sus marcas estaban a una década de las europeas.

Puede que Dakota Jones o Sage Canaday parecieran la nueva generación americana que se intuía que iba a devolverles la gloria. No fue así a pesar de sus demostradas cualidades atléticas dejando destellos de calidad. Pero sí fueron la punta de lanza de la generación que ahora sí están demostrando que Estados Unidos puede ser el país dominante en la próxima década. Para mí la victoria de Zach Miller en la CCC en 2015 y la de la Madeira Ultra-Trail un año después fueron la demostración de que esta nueva generación llamaba a la puerta del trail mundial porque ya ganaban en Europa y en carreras de prestigio. Y sobre todo con un estilo propio. Para muchos el "ruido" del mismo Miller en el UTMB 2016 han empañado las mejores actuaciones de sus compatriotas Laney, Swanson o Tollefson, estaba claro que no era un corredor de generación espontánea sino un grupo de gente que empezaba el asalto al trono del UTMB, lo tenían todo, calidad, velocidad, experiencia, un gran patrocinador detrás...

Mientras, un obús llamado Jim Walmsley casi bate el récord de Western States, arrasaba en Tarawera este mismo año y en una carrera de montaña de corte europeo como Alto Sil apuntaba maneras. Recientemente Freriks ganaba en Transvulcania, aunque es de las "menos europeas" porque no es muy técnica (tampoco el UTMB) pero tiene un desnivel serio y una bajada final de reventar bien patas. No son uno ni dos, y aunque la espantada de Nike ha sido recogida con agrado por Hoka, entre otros, esta nueva generación es el equivalente al turbo de un motor atmosférico. Si tienen presupuesto/invitaciones y ganas de viajar -no tan común en la cultura yanqui-, la velocidad de estos corredores americanos no tiene réplica en Europa, así de sencillo. No la tiene.


Cuando ya tenía todo esto escrito (de hace semanas) y pensado (de hace muchos meses) ayer mismo leí que la fallida Western de Walmsley 2016 fue la primera ultra (100 miles) realmente competida de principio a fin. Y no puedo estar más de acuerdo. Salió a por el récord, centrado, con una técnica de atletismo... y hasta la milla 93 iba igual. Esta es la gran diferencia. Nunca he visto a nadie competir así unas cien millas, ni Kilian que siempre ha sido más reservón y estratega. Esa carrera puede que sea un hito de este deporte, ver a un tío con exquisita técnica de carrera con 150 kilómetros en las piernas es el mejor y mayor indicio de la increíble progresión de este deporte en unos pocos años. Todo esto a pesar de sus pintas de indigente del trail...

Es alucinante cómo unas 100 millas se han convertido en la nueva maratón, cómo se han acortado tiempos en avituallamientos, a qué ritmos se está corriendo desde la salida, y en qué se está convirtiendo este deporte. Las ultras son (también) pura velocidad. Y esto requiere otro tipo de corredor. No vale descubrir las series o el tartán porque pasabas por allí, no, necesitas ser un casisub30' en 10000 m; un, como mucho, 2h20' en maratón (ya tenemos a gente de trials de 2h13' en trail); y a la vez desenvolverse bien en ultras de montaña, con lo que ello conlleva (no llevar ritmos uniformes, comer, cambios de temperatura, diferentes pisadas, impredecibilidad, soltura subiendo y bajando, etc.). Pero esto, que parecía lejos para los americanos, ya han llegado a controlarlo, y sólo queda la guinda, la victoria en el UTMB. Desgraciadamente Zach Miller va a perder el tiempo en la "romería" de Hardrock y Walmsley está demasiado verde en una primera edición para ganar a un, nada más y nada menos, que Kilian Jornet (o François D'Haene), pero esa victoria llegará, no es un corredor aislado el que tiene opciones, es una generación de corredores cuyo origen es el atletismo puro y duro y que se han reciclado en trail runners con una increíble solvencia.

Nos guste o no, con algún apoyo de sus marcas o invitaciones de carreras, pueden ganarlo casi todo, también en Europa y, repito, no existen corredores europeos que tengan ese turbo que sólo lo da tener una brutal base de atletismo y correr a unos ritmos increíbles. ¿Exagero? No lo creo, y si no lo ganan casi casi todo es porque no viven aquí y aún no hay dinero para que estén cruzando el Atlántico cada mes y cuarto. Sorprendentemente Nike se retira del trail cuando estaban muy cerca de rematar la faena y marcar un hito de este deporte. Parece que el premio lo recogerá Hoka (o The North Face).

No quiero ponerme pesimista, pero no sólo los nombres conocidos van a pelear delante, es que cada quincena sale un americano que vuela como si le fuera la vida en ello, como si estuviera arruinado y sólo pudiera alimentar a su familia ganando; curtidos en crosses universitarios y maratones de asfalto, hinchados a hacer intervalos de todos los colores y que además no se les da nada mal subir y bajar, imponen mucho respeto los cabrones. Y lo peor es que no le tienen miedo a nada ni nadie.

Estamos justo aquí, a días de las Western y a menos de tres meses de una excitante edición del UTMB que puede ser una match race al estilo de la America's Cup (la de verdad). No me digas que no somos unos afortunados por estar viviéndolo.

Quinta generación: ¿Escola de Trail Runners de Berguedà?


Para mí puede que el otro cambio de marcha lo marcará el trail runner puro. Me explico: actualmente todos vienen/venimos rebotados de otro deporte. Igual que en el triatlón, por ejemplo. El día que se consiga un talento y que venga del trail desde sus inicios, "no sepa" hacer otra cosa y tenga la calidad requerida, será un monstruo de proporciones inabarcables. ¿De dónde puede salir ese espécimen? Pues quizá de España o de Francia, los primeros porque están creando una base sólida, y los segundos porque son muy buenos organizándose. Una clave: Escola de Trail Runners de Berguedà. No muy lejos de por aquí irán los tiros. Quizá.

Sexta generación: ¿Juegos Olímpicos?

Y, finalmente, si algún día esto da dinero (y/o medallas, ya sabes a qué me refiero) puede que se pase de la cuarta a la sexta generación matando a la quinta casi antes de que le haya salido la pelusilla en el bigote. Y es que si hay medallas en juego el salto puede ser otra vez exponencial, medicina mediante o no. Si tres keniatas o eritreos consiguen ganar musculatura en las patas, si algún nepalí consigue una beca para entrenar y no sólo pensar en sobrevivir, o un colombiano, ecuatoriano o rarámuri se centra unos años en esto del correr por el monte, abróchense los cinturones porque le van a dar un revolcón al trail de no te menees.

Estas dos generaciones son pura especulación, ponte un recordatorio en el correo de aquí a diez años -no en el móvil porque habrás pasado por cinco más- y relees, a ver si he fallado por mucho.
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jueves, 8 de junio de 2017

Tal día como hoy de hace veinte años corrí mi primera carrera de trail, que ni se llamaba trail, claro, el Maratón Alpino Madrileño, ocho o nueve semanas después de mi primera maratón de asfalto, que como me había ido bien me dije por qué no redondear el tema. Craso error, claro, con nula experiencia en carreras de montaña la cosa se puede uno imaginar que fue larga y dura. Hace nueve años casualmente comenzaba este blog a dar por culete, había que buscar una fecha y con material ya escrito y acercándose alguna efeméride por qué no un ocho de junio.


Del MAM sólo quería acabar, y lo hice, eso sí, me dejé tiras de piel por esos pedregales de dios. Algo me debió de gustar si ha sido desde entonces mi vida deportiva y buena parte de la personal. Veinte años después, con las piernas descansadas y una lesión en el pie, aún me puedo permitir correr diez veces más en una semana siguiendo una idea, así que no me puedo quejar. Del blog no pretendía mucho y nueve años después sigue el mismo planteamiento. Sobre todo por falta de tiempo la cantidad de entradas sigue decayendo, qué le vamos a hacer, pero las opiniones rápidas las dejo en un foro. Pero sin problema, es lo que tiene no vivir de un blog ni tener que hacer la pelota ;)

Saludos a los lectores y especialmente a los que aún tienen el coraje de comentarios, ¡sois los Elegidos!
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